THABEAT VALERA (ENTREVISTA)



Contacté con el legendario THE ORIGINAL STAY HIGH, El BRONX 1966, para cubrir una entrevista hacia su persona. Sin embargo, Stay High estaba haciendo una revista de graffiti en Puerto Rico y quería contar con otra entrevista, esta vez hacia mi persona. Vamos por pasos.



The Original Stay High pregunta

¿Cómo empezaste?

Thabeat Valera responde

Empecemos por la base. No he tenido los suficientes estudios artísticos, porque no pude. Soy autodidacta y, como nos ocurría casi a todos nosotros, al dejar el cole me puse a trabajar. Hay ejemplos muy concretos de que un dibujante o pintor puede hacerse a sí mismo, sin embargo soy de los que pienso que es aconsejable o necesaria una formación de tipo profesional para un dibujante, un ilustrador o un pintor. Sí, yo creo que sí, porque de otra forma se pierde mucho tiempo en caminos equivocados. La pintura es demasiado lenta. No te pueden dar un violín y decirte, expresate. Necesitas unas cualidades escepcionales, esos conocimientos básicos para entender el sufrimiento y el tratamiento de la pintura. La propia pintura está por encima de su audiencia.

Puedes empezar por los libros, aquellos que me recomendó en su momento, Luis Garcia Mozos: Tom Wolfe (La palabra pintada), Robert Hughes (A toda crítica), Max Doerner (Los materiales de pintura y su empleo en el arte), Ralph Mayer (Materiales y técnicas del arte), Kandinsky (De lo espiritual en el arte), Andrew Loomis (El dibujo de la figura humana), Salvador Dalí (Triángulo de Leda), o bien, Wilhelm Oswald (La teoría del color). Sin embargo, muchos profesores de pintura imparten sus clases sin lo sustancial, ya que los fabricantes comercializan sus productos sin que sepamos exactamente lo que contienen. Las antiguas recetas para preparar las imprimaciones que se utilizaban en las grisallas y veladuras de otros siglos, ahora amarillean. Todo ello exige una paciencia, una planificación, una metodología y un tiempo que han hecho que hace tiempo se haya desechado por hacer de una obra algo invalorable y nada comercial. Cuando uno se introduce en el mundo del arte, tarde o temprano se ve confrontado, quiera o no, con la pintura al óleo. Giger, entre 1969 y 1971 se dedicó a la pintura al óleo que había aprendido de forma autodidacta: utilizaba gasolina como disolvente para diluir el color, con lo que conseguía textos de gran efecticismo. Como siempre hay excepciones, dignas excepciones que, por estar de vuelta de todo, pueden expresarse sin prejuicios.

Encontrar uno mismo el camino acertado es difícil, y la ayuda de un verdadero profesional ahorra mucho tiempo, aunque no siempre se tiene el dinero, el momento o la suerte. Cientificamente las primeras experiencias dejan profundas huellas en el cerebro. Un ilustrador tiene que ser, antes que nada, pintor. Yo he tenido la suerte de tener una escuela de arte metida en casa, por decirlo de algún modo. Los primeros vodeviles que llegaron a España se representaron en el Paralelo barcelonés, El Molino, el rincón del arte con mayúsculas de la ciudad condal, el mismo donde trabajaban mis abuelos. Mi abuelo, Paco Valera Guió, la pirámide de luchadores de los Valera, no tenía ningún signo cultural que pudiera orientarlo. Tampoco tenía unos estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Mi abuelo era uno de los camareros de la vida nocturna en la primera época de El Molino de 1918. Y un gran amante de la pintura catalana de Fortuny, Tapiró, Nonell, Casas, Meifrèn, Amat, Anglada-Camarasa, Gimeno, Guinovart, Mas i Fontdevila, Mir, Massó, Rusiñol, Roig i Soler, Urgell, Vayreda, Miró... Y con la suerte de conocer, entre los mayores gigantes de la pintura y la ilustración -en aquellos momentos-, al gran Joaquín Sorolla, quien hizo el famoso retrato de la vedette star de El Molino: Raquel Meller, expuesto actualmente en el Museo Sorolla en Madrid. Mi abuela, Maria Paulís, de ojos exageradamente bellos, era una de las modistas de El Molino: quien diseñaba los patrones y confeccionaba, artesanalmente, muchos de los vestidos de la vedettes que pasaban por el teatro.

Cuando veo esas fotos de aquella época donde se dice que el Paralelo era algo tan representativo de aquella Barcelona esplendorosa, sería así, pero yo no la conocí. No tengo nada que ver con eso. Mi dibujo, tampoco. El mundo del lujo, en el seno de mi familia, es algo ajeno. Evito confundir el entorno con el contenido y caer en confusiones. El romanticismo de los cafés, los teatros y los paseos de los jóvenes luchadores, es algo permanente en el interior de mi subconsciente, clavada como una punta de flecha. Toda mi obra tienen que ver con mi vida personal y mi vida tiene muy poco que ver con lo mundano. En este terreno, se suma mi capacidad de grafista para evidenciar un muy personal e impactante modo de expresarme. Por esta razón, el Paralelo, el Poble Sec y el Raval de mi infacia... es algo metafísico. Siempre me pareció muy surrealista. No hay más que contemplar esas aceras. La seducción que ejerce sobre mi melancolía es algo irreal, inusual, es descubrir que las paredes de las ciudades en las que vivimos se han convertido en algo ajeno a nosotros, como algo macabro o dramático.

Hay que trabajar con lo que se tiene. No puedes ir a buscar los temas fuera de tu entorno. Picasso lo decía y yo estoy de acuerdo: "el cine o la literatura se alimentan de asuntos externos. La pintura se alimenta de la propia vida, de lo que te importa." A mí no me llama la atención lo espectacular. Y eso que hay lugares como Berlín, que me impresiona muchísimo. Me identifico con lo que me gusta y con lo que no. Son como yo mismo. No puedo elegir las cosas por su belleza, sino por lo que despiertan en mí. A veces he pintado cosas que no tienen una belleza explicable, pero tienen un elemento de verdad que corresponde con mi vida.

Barcelona es puro dolor, con la melancolía puesta en ese pasado rincón, desde otro punto de vista, que puede interesar a los amantes de curiosidades y a los atraídos por las citas románticas y aventureras. Muchos se precipitaban por el tobogán imparable del alcoholismo y los excesos de todo tipo de coplas. Era la vida social de los años 20 en Barcelona, donde la poesía de los prostíbulos, los espectáculos mundanos y de variedades, las tabernas demacradas, las estampas callejeras de los barrios bajos, y la vida alegre de la pintura, eran el claustro materno que te protegía del mundo exterior. No habían lugares de diversión para la breve existencia de las siglas del P.O.U.M., la escuela laica y libertaria impartida por otros breves históricos como Andreu NIN, o de las luchas armadas de la FAI contra la patronal barcelonesa: pero la vida ha ido cambiando muy rápidamente y de manera muy drástica. Yo prefiero hablarte de pintores que han calado en la admiración de mi familia por la pintura luminista del sol Mediterráneo, como el pintor de pintores, lo más próximo al Velàzquez del siglo 19, a pesar de su temprana muerte y con el permiso de otro genio pintor, Josep Tapiró, el maestro de la mirada interior, lírica, sutil y de profundo dramatismo, Marià Fortuny. También en la linea de grandes genios de la pintura catalana como Meifrèn, Rusiñol, Casas, Gimeno, y Monserrat Gudiol. Obiamente, Fortuny, es en la pintura lo más literal de la arquitectura de Antoni Gaudí o Amadeo Gabino. Tuve un momento de gran emoción similar cuando vi La Sagrada Familia de Antoni Gaudí. En mi opinión, Gaudí es el primer artista que dedicó su catedral únicamente al arte, excluyendo cualquier otro mensaje.

Ya no humano
, 1959, Ediciones Minotauro pertenece a las tres calaveras ilustradas en la chapa del triciclo de mi suegro Rafael, un Vicente Escudero del arte español, un cazador de conciencia, de emociones, que apareció publicado, a finales de los años cincuenta, en las páginas de La Vanguardia. El escritor bohemio del Raval, de la vida nocturna, del espectáculo, de los taberneros de la vecindad, Rafael, era un buen amigo de mi abuelo Paco. Son esas sorpresas que te ofrece la vida. Son muchas las cosas que se mueven: las nubes, los coches, los hombres...

Mi padre, Pedro Valera, dibujante y pintor, fue un niño de posguerra, de esa posguerra española que parece haber sido a pesar de todo una fuente de sensibilización y motivaciones. Pero creo que en 1964 se produjo en su vida un cambio total, en el aspecto ilustrativo, al conocer a José Segrelles, el gran maestro valenciano de la ilustración. Segrelles (no confundir con su hijo, Vicente Segrelles, "El Mercenario, Cimoc, 1980") tenía ya en aquel momento 75 años, pero sus charlas con él y sus consejos fueron algo definitivo. Lo transformaron todo. Él le ayudó a comprender lo importante que es crear. Para él -Segrelles-, todo lo demás era secundario: prestigio, dinero, nombre...

Más tarde, Pedro Valera, compartía estrecha amistad con Rafael Auraleón, mítico dibujante en las ediciones de Creepy y todo lo editado por Jim Warren. En mi caso, tuve la suerte de conocer al gran Auraleón desde mi existencia. "Muchacho", me decía, "si quieres ser como tu padre, te vas a pasar la mayor parte de tu vida sobre un tablero de dibujo o frente a un caballete. Trata de disfrutar al máximo cada minuto mientras estés creando y rompe todo aquello que no te satisfaga. Lo único importante es tu propia satisfacción." Soy consciente de que vivo en un universo que pertenece totalmente a él, mi padre. He sido creado a su viva imagen, eso dicen. Creo que es válido decir que estoy inmerso en una época de introspección, de busca de valores, y para ello me he tirado, desde bien pequeño del barullo de él. Apenas salgo de él. Aquí está todo: sus libros, su música, sus experimentos, con nuevas técnicas, siempre aprendiendo de él, Pedro Valera.

Después de tantos años, aún puedo seguir jugando con él, es una pasión. En su Diario de un genio, Dalí afirma citando a Freud: "El héroe es el que se rebela contra la autoridad paterna, y la vence." A pesar de la admiración que Dalí siente por su padre. Sin embargo, yo, me quedo con él en su estudio, con su música, luchando solamente con sus pinceles, tranquilo, sereno, lejos del mundanal ruido. Una decisión envidiable. Desde luego no se trata de una imitación, sino de la recreación de un universo plástico que ha fines de los 60 había prolongado por su cuenta, un continuador propio y específico. Ahora, este continuador existe por derecho propio y por autodefinición, como indican los multiples homenajes a los clásicos hallazgos del apellido Valera.

No se trata de escapar a la vida, aunque a alguien pueda parecerle que todo esto pueda tener una raíz de cobardía, porque vivo un poco de espaldas a la realidad cotidiana y a la competividad que domina mi pasión por la pintura. Soy bastante ajeno a esa lucha por ser de los primeros, por triumfar. Pero, en fin, a estas alturas, cambiar esta forma mía -reflejo de mi padre- de vivir a gusto y entrar en una feroz lucha competitiva para llegar al éxito es algo que no me va, o no sé o no quiero ni puedo hacerlo.

The Original Stay High pregunta

¿Hacia dónde te encaminó tu padre?

Thabeat Valera responde



Tenía cinco años cuando hice mi primera historieta. Soñaba en contar cosas a través del dibujo, como Marià Fortuny, Luis de Morales, Juan Gris, o Gustavo Torner, retratos como los que hacía Josep Tapiró, incluso en hacer portadas como las de Boris Vallejo. Hay que recordar, en primer lugar, el papel de la pintura, mezclando sabiamente temáticas distintas en una sola. Urbes futuristas. Autopistas voladoras. Colores improbables. Trazos perniciosos. Planetas desolados. Máquinas de carne. Sexo. Humanoides. Cybernética. Con esta simbiosis de lo orgánico con lo inorgánico se plasmaba un mundo imaginario, plagado de figuras espectrales, ancestrales. Tales representaciones evocaban el arte fantástico, surrealista, pero bajo un aspecto moderno, afrofuturista. Una recreación del expresionismo capaz de abarcar mundos de naturaleza fáustica y liberal, con todas sus cloacas y vertederos más ocultos. Escenarios ambiciosos, desenfrenados, destellos de grandeza creados por el pincel inigualable de su máxima cúspide, Abdul Mati Klarwein.

Mi camino lo veía en hacer cosas a color, sin miedo a esa esclavitud total. La pintura propiamente dicha, a no ser que queramos realizar un cuadro monocromo, supone la idea del color como una de las bases necesarias, así como el claroscuro, la proporción de la perspectiva. El color proporciona apariencia de vida. La gracia del dibujo y la lograda composición. Tengo un recuerdo espantoso, los dibujos tenían que salir fuera como fuera, sin poderte poner enfermo, nevara o hiciera sol, y aquellos años fueron una especie de pesadilla que condicionó para siempre mi preferencia por el color. En aquella época tenía claro que yo ya era pintor, sí, claro que sí, totalmente. Fue bastante la culminación de todo lo que yo buscaba profesionalmente. Mi padre lo primero que me enseñaba era a pintar, porque consideraba que si no se sabe pintar no se puede ilustrar. Es decir que las bases, las normas de la pintura, son necesarias, porque por narices habrá que aplicarlas posteriormente en la ilustración. Todas las artes están relacionadas, a mi modo de entender.

Si hay algo que lamento es no tener más tiempo que poder dedicar a la pintura, a la investigación, a la aplicación vocacional de todo lo que he ido aprendiendo y asimilando en todos estos años de trabajo. Ahora me interesa la pintura más que nada. Pedro Valera es una especie de Gerhard Richter: a tocado todos los palos, desde el hiperrealismo, pasando por el figurativo y el abstracto. Tras el suicidio de Rafael Auraleón, en 1988, desaparece mi padre y desaparece un montón de gente más que se dedicaba a trabajar para fuera de España. Mi padre, quiso expresar en la pintura ese aspecto fantasmal que puede tener el mundo en que vivimos. Es algo que sólo se aprecia desde fuera. Tiene un tono onírico muy potente. La sensación fue tan tremenda que, después de tantos años mantengo fresco ese recuerdo.



Mi padre se había encerrado en la experimentación de su propio mundo psíquico y pictórico, que forman parte de su cosmogonía personal. Él respeta mucho la historieta, porque es muy dificil, pero la verdad es que se cansó mucho de ella. Fueron muchos años. Además, según dice, tiene un recuerdo espantoso: su carrera no la veía en absoluto como historietista, para las cuales lo cierto es que en aquella época, muchos dibujantes habían caído en unos errores garrafales, de entonaciones, con problemas tremendos. El cómic hoy presenta notables puntos de diferencia con respecto al de hace unos cuantos años. La década de los setenta ha representado en este terreno un giro muy importante en los planteamientos y en las posibilidades de creación, hasta el punto que muchas consideraciones y definiciones del género deben ser hoy consideradas. Aquellos años fueron una especie de pesadilla que creo que condicionó ya para siempre su preferencia por la pintura, el color. La neurociencia indica la táctica contemplativa de nuestro cerebro, un aprendizaje que está cambiando a cada momento. Ahora quizá su meta sea pintar de un modo más libre, más tranquilo.

The Original Stay High pregunta

¿Es verdad que tu profesor actual de dibujo y pintura es el gran hiperrealista español, Luis García Mozos?

Thabeat Valera responde

Sí, es cierto, y si te tengo que hacerte la confesión completa hay que decir que Luis Garcia es mi amigo, mi confidente emocional, y mi profesor actual. Luís Garcia, de los mejores dibujantes de pintura con los que hemos podido crecer. Sólo podemos contemplar su obra, atónitos. Luis Garcia es un genio, junto a Antonio López, Fernando Fernandez, Mati Klarwein, Jean-Giraud (Moebius), Eduardo Naranjo, o el chileno Guillermo Muñoz Vera. Que Picasso haya sido el gran monstruo del siglo XX es indiscutible. Pero tenemos ganas de seguir aprendiendo, con ganas de que en España se vean más cosas además de Picasso. Creo que se usa de una manera abusiva. Me cansa. En este momento preferiría ver menos a Picasso y ver cosas que nunca se ven por España. La auténtica tradición en las grandes obras no estriba en rehacer lo que otros han creado, sino en reencontrar su espíritu, que crea obras nuevas en otro tiempo. Me alegro que Antonio López, actualmente, sea el pintor español vivo, más cotizado. El arte de este país vive paralizado por las caricaturizaciones: Mariscal, este último al que se le ve el plumero desde su incio, no me lo pensé dos veces al exclamar que acabo de ver al mayor impostor del arte catalán, siendo valenciano: todo el montaje social, descarado y grosero, toda la farsa del arte, como parte de esa total mentira con la que nos robaron el mundo natural de nuestra infancia. El artista se hace con muchas horas de trabajo, no por la inspiración de tal o cual régimen político.

Este burgués sigue paseado su perro mascota de los juegos políticos de Barcelona 92, gracias a demás gente salida de la parrilla de amiguetes metidos en altos cargos. Este burgués de culo plano siempre fue una muy mala copia de Antonio Saura. Barceló le quitó la novia mientras se paseaban por los platós ochenteros de TV3 llamando "pijos" a los regatistas. Creo que se ha de ser independiente, aunque las necesidades de protección y de apoyo o el oportunismo lleven a la militancia, lo cual, a veces, cuesta muy caro, por aquello de "no es el momento adecuado para decirlo, desprestigiaría al partido" (desde Bancaixa se le pidió que no efectuará bromas con la entidad), entre otras servidumbres. No hay nada como ser escéptico o un pesimista con corazón de optimista para tener presente la metodología El rostro de la guerra de Dalí, Antonio Saura, revisando la pintura de Goya, La Historia Natural de Antoni Tàpies, El humanismo cruel de Manuel Miralles, Jorge Oteiza y Pablo Palazuelo, este último radicalizando la obra de Malevitch y Mondrian. El Equipo Crónica pervirtiendo el Guernica, Cuixart y Guinovart.
y no a este
charlatán sin alma, empresario vitalicio del Cobi.

Junto a Luis, compartimos ese mismo gusto por Diego Velázquez, la teología de la pintura. Así es en todo lo que el gran Diego Velázquez convirtió en pintura, y también animar lo hermoso, dar a lo mórbido sentido. Luís, imaginó sobre la belleza de la dama de Quevedo, que sucedía lo mismo que en los cuadros del maestro sevillano. Luis se trasladó de Barcelona a Madrid. Y es de los pocos pintores manchegos, enamorados de Quevedo, con la suerte de ser discípulo de Antonio López.
Un paisaje en la generación de Antonio López se traduce en Luis García, Amalia Avia, Enrique Gran, Eduardo Naranjo, Luis Feito, José Guerrero, o Lucio Muñoz. Aunque estas palabras no son pocas, logro asuntos mitológicos como haber pintado, dentro del Museo del Prado, y a puerta cerrada, cuadros de Velázquez al natural. Luis es ese gran conocedor de la pintura de Velázquez tanto como la cátedra de Fernando Checa (director del Museo del Prado entre 1996 y 2001).

Y entramos ya en el terreno de la pintura poética
como el susodicho Antonio López, o bien, Eduardo Naranjo, Isabel Quintanilla, Jose Manuel Vallester, Daniel Gonzalez Poblete, Manuel Franquelo, Alejandro Quincoces, Alberto Morago, Sendo García Ramos, Julio Vaquero y José María Mezquita, por decir algunos, además de los Ticiano, El Greco, Goya, De Chirico, Miguel Angel, Rubens, Ticiano, Correggio, Paolo Veronese, Dalí, Gerhard Richter, Kandinsky, Francis Bacon, Richard Estes, Robert Bechtle, Lucian Freud, Chuck Close, John Salt, y un largo etcétera.

Evidentemente el contacto de Luis es gracias a mi padre, Pedro Valera, quien de bien pequeño ya me indicaba: aprende de Luis. Pedro y Luis, 1949 y 1946, pertenecen a
la misma quinta para quienes saben jugarse un chato. Son dos enamorados de la vida psíquica de la conciencia: cosmovisión, subjetividad, intencionalidad y conocimiento, incluídas las percepciones extrasensoriales. Pedro Valera, y su obra oscurantista "En las medianas de Cymobla (Epilogo)", mayo de 1971, tenie aromas de una orfebrería del rasguño poeticosesudo de Luis García Mozos "Nova-2",1981, y Enric Sió "Profanadores de Tumbas",1980. Al propio tiempo el estilo observador transmuta en una sinfonía de gradaciones intermedias entre aspectos individuales, sociales e históricos: Quevedo, Machado, Darwin, Newton, Freud, Huygens, Maxwell, Einstein, Nietzsche, Fiodor Dostoievsky, Hegel, Josep Pla, Buñuel, Garcia Lorca, Burroughs, Huxley, Kerouac, Dalí, Punset, José Donoso, Jodorowsky, Hawking, Philip K. Dick. Un público más exigente, literatura de postguerra, la Beat Generation, el costumismo rural en el cine de Surcos de Nieves Conde, o Jaime Camino a España otra vez. El lenguaje de Pere Portabella, las biografías de Joaquim Jordà a Maria Aurèlia Campany y de Julio Diamante al bailarín Vicente Escudero. Y la Historia del Arte, incluida la pintura del siglo 16. Para Delacroix: "Todos los grandes problemas del arte se resolvieron en el siglo XVI". Fue algo mágico y maravilloso el reencuentro de estos dos genios contraculturales, mi padre y Luis, treinta años después. Quemamos aquel día completo, desde el desayuno hasta el anochecer, entre cervezas y divagaciones artísticas.

Luís, es, junto a Antonio López y Eduardo Naranjo, un referente indiscutible del hiperrealismo, a todos los niveles históricos, artísticos e internacionales. Me cansa Hace cuatro décadas, y desde EEUU ya se escribía sobre él: "nos encontramos ante un verdadero monstruo plástico, un iluminado del pulso, la vista, el gusto, la constancia, la tenacidad, y todo lo que se refiera o incluya en el arte más puro y más sobrenatural."

Luis Garcia es un hombre con una trayectoria profesional de más de cincuenta años a sus espaldas cuya calidad le exige una responsabilidad brutal en cada trabajo, especialista en el golpe de timón artístico en favor o en contra de la corriente imperante. Es esa ambigüedad, esa riqueza de estilos la que le convierte, todavía hoy mismo, en punto de referencia obligado en el mundo de la pintura y la ilustración. Un hombre cuyas inquietudes artísticas demuestran a diario la pluralidad de sus estilos. Un autor que muy bien podía ser calificado de renacentista, pues simultanea el cómic con la ilustración, la pintura con el guión, la docencia activa del taller con la solitaria y reflexiva del articulista de divulgación artística. Un profesional que cuida hasta el último detalle. Luis, deja en todos estos campos una estela de trabajo y armonía, de imaginación sofisticada y sobre todo de genio y talento artístico.

The Original Stay High pregunta

¿Que te interesa y que representas?

Thabeat Valera responde



Soy un consecuente creador de elegantes y enigmáticas obras donde me reafirmo sobre el uso de la luz en su discurso geométrico universal. El arte es metáfora de la vida, de la Tierra y del Universo. En cada cuadro que yo pinto, en cada pintura, ahí lo que intenta estar, por más simple que sea, es todo lo que yo he aprendido hasta ese momento. Me he dejado llevar en un viaje laberíntico, usando, copiando y compartiendo los colores cosmogónicos de la vida: sobrios, elegantes, esos mismos colores inventados y combinados por la divinidad suprema, desconocida, con gran magisterio, y construyendo refinadas tensiones y armonías, ese juego geométrico de luz, atmósfera y misticismo. La temperatura: el realismo fundado en la luz, sin ser De Vinci.

Con la edad adulta decía un poeta simbolista galo que: el niño abdica de su éxtasis. Quizás se trata nada mas y nada menos de que entonces transigimos con todo lo absurdo. Por ejemplo: la primera vez que me puse hasta arriba de ácido fue en los Pirineos, justo arriba de mis orígenes, La Garrotxa, a más de 1.700 metros de altura. En efecto, algunos surrealistas afirmaban que el pintor necesita una segunda visión provocada por la irritación de la retina: esa doble visión que se ha tratado de suscitar con la ayuda de drogas como la mezcalina, los hongos y el LSD, podría ser remplazada con ventajas por ese monócuro electrocular. Ahora, en el mismo lugar y sin ninguna substancia, especulaba en un posible edén, una montaña sagrada, sentado en la cima de la colina. Un paisaje observado desde un lugar elevado. Esas formas retorcidas de las rocas desde donde, apaciblemente van contándose el uno al otro las aventuras que acontecen frente a ellos.

Creo desde ese punto de prisma se puede alcanzar cualquier centro. Creo que se puede aceptar como verdad la divinidad de las propiedades de la luz, por encima de todo. Creo que a lo largo de este camino una sensación invadió mi cuerpo precipitando mi mente a un abismo que revelaban cien nervios. Unas imágenes tras otras desfilan vertiginosamente sobre mi cabeza.
Ello implica acabar con la certeza de la imagen visible, es decir, plenamente legible, con o sin el mito del ojo inocente.

Mi t
rabajo no es una ocupación ni un oficio, es información de una emoción. No és una manera de vivir, és al contrario una manera de no morir, como la poesía o la inteligencia emocional. Una manera de establecer relaciones con la psicobiología. Masaccio se rebelaba contra la manera de pintar gótica. Y yo lo hago contra El Virus: la basura creada por el humano, colocada en orden, la misma basura que estorba nuestro paisaje de una manera agresiva sobre la madre naturaleza y su creación, cualquier río, vegetación o especie animal. Nosotros, pintores del arte, del arte del mundo real. ¿Cuándo se acaba algo que tiene relación con el mundo real? Nosotros somos esa misma naturaleza curando plantas maltratadas por el cemento, rotas con su hilo y aguja, grapas, goma, parches de otras hojas, en lo inútil y absurdo que resultan las soluciones inmediatas y cotidianas. La propia naturaleza refleja imaginación. Seguramente Velázquez, Zurbarán, Murillo y Ribera, tomaron apuntes sobre los primeros impresionistas, los habitantes de las cuevas de Altamira. Como dijo Picasso: "después de Altamira, todo lo demás es desastre." Esas declaraciones me interesan puramente bajo el punto de vista de la teología del arte. Quisiera añadir otra cita de Antonio López: "¿Cómo puedes entender una obra hecha hace miles de años por unas gentes que no sabes sus nombres, con unas culturas que no conoces?, y sin embargo te llega la onda de lo que expresan. Eso es el arte." Amén.

Desde siempre, el hombre ha intentado copiar la luz. Primero lo hizo toscamente. Hace 20.000 años en las cuevas de Altamira y Alpera. Esta idea de formas planas, silueteadas, predominaba en el Arte Egipcio e incluso en los comienzos del Arte Griego. El hombre comprendía, cada vez más, sin embargo, que la vida es un compuesto de innumerables superficies moldeadas por la luz. Manet proclamó: El principal paisaje de un cuadro es la luz. La luz tiene una importancia vital que sobrepasa al tema mismo de la obra. Y yo me pregunto: ¿Es la composición tonal, la idea de sujetar el tema de la obra a la distribución de las zonas claras y oscuras?



En espera a una respuesta, aprovecho la ocasión para vivir enriquecido por los colores cosmogónicos de la madre naturaleza en su esplendor, el mismo carácter hiperrealista de los años sesenta, antitradicional y subversivo de su arte comprometido con la realidad del cosmos, no humana, así como en su interés por las acciones y el uso de un urgente mensaje ecológico. Arte producido por los pintores y dibujantes autodidactas y rebeldes que quieren expresarse, acusar, reclamar, proponer utopías de todo lo que rodea, afecta, influencia, y ser oídos y tomados en serio no sólo por los suyos sino por los que controlan el mundo del arte y por una sociedad piramidal muy conservadora y rígida, que constituye el mundo de las convenciones sociales, obviamente culturales, no naturales.

El arte se ha convertido en ese trampolín indispensable para artistas establecidos. Es la estrecha realización bajo la bandera de la industria de lujo, la feria, por no decir la complicidad entre instituciones oficiales o privadas, cuyos fulminantes entusiamos y exclusiones igualmente brutales reflejan el aumento de una especulación puramente económica sobre las obras, lo cual influye directamente en el éxito de los cuatro artistas de siempre, y la marginación del resto de los mortales: situación de desigualdad que se asemeja ni más ni menos a la del mundo que vivimos.

La principal tribuna, una burbuja financiera sobrestimada en la que se sitúa la amenaza de un crac financiero, en donde uno puede preguntarse una lógica a menudo más económica que artística, corresponde a la creación de los prejuicios estéticos ante la ausencia de imaginación. Los VIP de la cultura y el arte, asociados con visitas a la industria de lujo: Louis Vuitton, Hermès, Guerlain, Chanel, Lenôtre o Dior.

Quizás se trata nada más que de los errores tomados por el arte, producto de esta estética, ese fenómeno tan controvertible y tan difícil de definir. Ese arte aceptado, cada vez más dentro de unos espacios reservados para los artistas que habían cumplido con ciertas estrategias dentro del paisaje urbano. Esto ha ocurrido, en parte, porque muchos de los artistas “de la calle” se han dado cuenta que hay que jugar unos juegos distintos a los que jugaban cuando el dinero y la fama era el paraguas roto de esta cultura. Se han convertido con los años en actores sofisticados de toda la parafernalia que desechamos, artefactos del consumismo.

Mucha gente cree que posicionarse es una pose, pero quizá en mi caso es una especie de reveldía, o de nerviosismo, o tal vez no quiera renunciar a esa última parcela de creatividad que uno considera como la suya. Hacer eso me quitaría la parte más noble que para mí puede tener un pintor: ese momento en que te dejan ser tú mismo, tu disfrutada personal. Y esa disfrutada personal, ese último reducto de libertad creativa dentro de asuntos y temas condicionados por las exigencias del mercado, es algo que yo no estoy en absoluto dispuesto a renunciar. El control de nuestra vida es equivalente a la libertad.

Que España es un país de pintores lo saben hasta en Polinesia, como que Cataluña ha sabido promocionar los suyos a nivel mundial y vía París, de un solo tajo. Y si no que se lo pregunten a los Casas, Massó, Rusiñol, Romeu, Utrillo, Dalí, Miró, Tapies, Guinovart y Picasso. (Este último con la contribución espermatozoidal del genio andaluz.)

Los genios del arte pictórico español se dedicaron a reproducir imágenes de vírgenes, retratos de reyes y príncipes, escenas de la época, indagaron en los estilos revolucionarios. Si Guttemberg hubiera inventado la imprenta en color, Velázquez habría ilustrado la portada del Boletín Oficial del Estado, por poco que el rey se lo hubiese pedido. Goya hubiera vendido sus escenas de la Guerra de la Independencia al Saturday Evening Post de existir. Fortuny habría cedido su Vicaría para ser reproducida en l’Observatore Romano

Temas tan apasionantes como el humanismo y la literatura, la materia, la mente, enzimas, metáforas, recuerdos, formación de la atmósfera, las estrellas, el hombre y el sol. Temas tan básicos como la construcción de un hombre, la supervivencia, la medición de su espacio, el nacimiento y la muerte. Vale destacar en este aspecto crear ágiles imágenes que plasmen la realidad para torcer la mano hábil y ligera de este mundo tan horroroso que sabe deslizar datos donde conviene o desee hacernos ver. El agotamiento de los recursos y los peligros de la victoria, tales como exceso de educación, de tecnología, de ordenadores, etcétera.



The Original Stay High pregunta

Entonces, ¿Sientes en algún momento alguna inferioridad respecto a los pintores cotizados?

Thabeat Valera responde

Sí, sí, claro que sí, totalmente. Nunca he descubierto la posibilidad de pintar al óleo la auténtica tercera dimensión estereoscópica de Dalí. Es así. He podido sentirla desde hace años, en algún momento determinado. En primer lugar porque hay que especificar quién es más comercial en la Historia del Arte. En la pintura siempre me ha gustado lo clásico porque no me gusta dejarme engañar por los emplastos de pintura ni por los efecticismos. Casi te diría que mi preferido sigue siendo Velázquez, porque nunca pasará de moda. No creo en el ilustrador de impacto. No creo en el artista que de repente hace algo sensacional que provoca su descubrimiento por parte del público, o sea que creo más en una obra menos sensacional y más continuada. Es una opinión muy personal, pero yo considero que la gente muy espectacular puede cansar a los cuatro días, como ha sido el ejemplo de Richard Corben.

No debemos considerar ciertos motivos comerciales con una prostitución de la verdadera pintura. En primer lugar no comparto esa actitud pretendidamente purista por parte de unos sectores que pretenden que la pintura seria o artística es sólo aquella que no tiene de entrada una aplicación comercial. El crítico que dice una cosa así o es que no entiende o es que tiene unos prejuicios enormes de buen principio, que no son válidos en este caso.
Ingres, Salvador Dalí, Gerhard Richter, me impresionan especialmente, y con una finalidad tan digna como la comercial. Esas clasificaciones no me interesan puramente bajo el punto de vista de cotización. Para mí Velázquez, cuando hace el cuadro de las lanzas, hace una pintura maravillosa. Uccello, cuando pinta sus batallas de San Romano, también. Miguel Angel, cuando pinta su juicio en el cielo, a mi modo de entender. Marià Fortuny, cuando pinta su batalla de Tetuán, ¡ojalá nosotros supiéramos pintar así!

The Original Stay High pregunta

Háblame de Upper Egypt Series y tus pinturas para Clutchy Hopkins.

Thabeat Valera responde





Toneladas de pintura preparaban el camino hacia el postulado puñetazo sónico de Upper Egypt Series. Con semejante tarjeta de presentación el cover art irrumpía en el panorama cultural al margen de modas, tendencias, elaborando un estilo propio que fundía formas artificiales y naturales, biológicas y mecánicas. Este género constituyó durante su existencia un esquema, un estilo muy personal, dictado por una música, unos poemas y un ambiente muy determinado. El cover art es templo, rito y culto. No por su estética sino por las historias que encierran. En su pintura hay una cuarta dimensión de sugestión que lo aparta de las demás pinturas que conozco. Esta sugestión inacabable lo valoriza y suscita ideas nuevas.

U.E.S (Upper Egypt Series)
somos un consorcio formado por Galleta Records, DJ Uve, Charles Louis, Ismael Sustraivibez, y el menda, Thabeat Valera. Y tenemos como eje central el jazz en sus múltiples ramificaciones sin cerrar la puerta a otros estilos que empasten en esa misma visión cosmogónica y universal del alma. Es costumbre de colocar cada significado en el mismo o aproximado lugar elegido. Como cuando tú entras en tu casa y te gusta encontrar las cosas a tu manera.

Upper Egypt Series y los ensayos de los noventa, enlaces y realidades. Kromatik Konstruktions se construyó en 1994, de la mano del propio Fear (Abel). Eran los bocetos iniciales, presentados a fotocopia. Nosotros teníamos por costumbre acudir a los mismos sitios. Abel Galleta, Guillermo Carrion, Sendys, Puke Dyandemo, y uno mismo aún recordamos aquella retrospectiva de Mati Klarwein en el 4art (1995) de Barcelona, y que reunía todas las características emblemáticas de significado. Nos quedamos con ganas de más. Devoramos sus pinturas con los ojos y tratamos de sacar de ello el máximo de aprendizaje, un aprendizaje que no posee ninguna escuela.

Con el placer de ser invitados por la pintora Laure Klarwein y su hijo Balthazar, nos dirigíamos a su actual loft, situado en el corazón del raval. La puerta de los Klarwein siempre permanece abierta como un reloj de sol marcando las 4. Los esqueletos de las sillas africanas tienen más de cincuenta años y están trabajados manualmente sobre aluminio y tapizados con el cuero que se utilizaba para los bongos africanos. Miles y Camaron sonaban de fondo y eso lo hacía todo aun más cómodo.

Baltha Klarwein había colaborado en nuestro proyecto, como también lo hacía para la retrospectiva de Mati Klarwein en New York y en la fundación Miles Davis. Baltha ahora se nos mudaba a Londres. Y su cámara era una prospera familia, cosa gloriosa, tanto en el Festival de Cannes, como en la rodadura de resina y la pintura que habita por el subsuelo barcelonés. Entre visita y visita, Baltha y su hermano acudían, junto a Sendys, Puke Dyandemo y Guillermo Carrion, a la primera fiesta de Upper Egypt Pinchas (Charles Louis + Abel Galleta + Thabeat Valera), organizada en el C3 Bar (dentro del CCCB) por el propio Charles Louis (DJ Asmatic), sobrino de Daniel Louis – batería, a principios de los setenta, de la banda de culto Barrabás.



Tras un contacto anterior, y, cuando todo estaba lejos de las manos del dinero, apareció el maestro. Quien es Clutchy Hopkins es lo de menos. C.Hopkins había depositado el input del art cover sobre mi mesa. Le gustaba que la cubierta del álbum pudiera parecerse a la cubierta del libro de historia antigua, con su giro en su contra. Había absorbido, además de bastante jazz, todo tipo de posibilidades. Incorporaba a su obra un nuevo espacio, un contra texto. Es el resultado bajo perspectivas audaces, insólitas, un juego de colores reducidos, con profusos y vertiginosos picados y contrapicados y escorzos muy marcados.

La cubierta del libro erosionado pertenece a un libro original de actas vecinal de Zapotlanejo, pueblo y municipio de Jalisco, Méjico, fechado en 1811. El espacio en amarillo (ilustración) representa la luz del sol. El espacio del tiempo. La erosión del papel. Tradicionalmente, el amarillo genera energía. También es sinónimo de honor y lealtad. El amarillo, en exceso, puede tener un efecto perturbador, inquietante. El borde dorado: en la antigüedad, el oro fortalece el cuerpo y el espíritu. La bárba púrpura. El color púrpura está asociado con los profundos pensamientos de la mente; la sabiduría, la creatividad, la independencia y la dignidad. La barba de Clutchy se asocia a su esencia.



La cabeza abierta y el ojo saliente. Liturgia onírica asociada en el movimiento de un libro abierto. También en la interpretación de la visión. El ojo azul derecho (en la izquierda de la ilustración) queda estático, visualizando el presente. El ojo izquierdo visto desde un caleidoscopio, con una cromática de tostados marrones, es la visión búsqueda por la tierra antigua. El pasado es el futuro. Yesterdays tomorrow. El rojo es un color muy intenso a nivel emocional. La zona roja representa el metabolismo humano, aumenta el ritmo respiratorio y eleva la presión sanguínea.

Uno de los fascinantes descubrimientos en el estudio de la moderna oftalmología es que, el ojo puede ajustar su centro focal a distintas distancias, para reconocer distintas cantidades de luz, y para corregir las desviaciones esféricas y cromáticas, pudiera haber sido formado por la selección natural. Existen tres movimientos del ojo casi imperceptibles. Éstos tres, denominados ' temblores, giros y sacadas', son causados por diminutas contracciones de los seis músculos ligados a la parte exterior de cada uno de sus ojos. Cada fracción de segundo estos músculos cambian ligeramente la posición del globo ocular, automaticamente, sin ningún esfuerzo consciente de su parte, haciendo posible lo que conocemos como visión.

The Original Stay High pregunta

Háblame del proyecto Croixsang Gallery...

Thabeat Valera responde

Este país está subiendo de temperatura. Croixsang Gallery somos: Popay, Fasim, Nikolaki Parades (Sixeart), Blobs, Rorro Berjano, Cisco y Thabeat Valera. Sin duda, este arte, tiene poco que ver con el niño que, repartía su tintero por las calles de una ciudad sin alma. Entonces buscaba un trabajo que le reportara algo más que ya la cargante muestra de admiración que se traducía como "qué manos tiene el chiquillo" en boca de sus mayores. Como autor, logró realizar una diabólica necesidad, que no es otra que meter la mano en las arcas del arte. Ha pasado mucho tiempo y el que un día no preguntaba, hoy tiene respuestas para todo cuanto se le pregunta. Croixsang pinta sus cuadros como si lo viéramos y oyéramos al natural. Es curioso porque entonces lo hacía igual que ahora, con el pincel, meticulosamente, y no como se piensa que puede dibujar un niño de trece años, con trazos ingenuos y demás. Quizá el retorno del lápiz sea parte de esa segunda infancia de la que habla Antonio Machado. Hay detrás suyo mucho sueño, mucha página de romance, pero le gusta ir de impenetrable por la vida y poner gafas de sol delante de sus miradas. La impasibilidad que parece transmitir su expresión inmutable es sólo eso, un parecer bajo el que se esconden torbellinos de ideas, intuiciones y suposiciones. A fin de cuentas todo autor tiene derecho a buscar su propio camino y su forma de expresarlo.

The Original Stay High pregunta

Empezaste a pintar en las calles en 1991. Cuéntanos, ¿Qué és para tí el graffiti?

Thabeat Valera responde



Siempre me ha gustado la vida al revés. Por eso pinto Isa74, fecha y diminutivo de Isabel: el nombre de mi mujer, esposa y amante, mezcla explosiva de sangre alemana y andaluza. No necesito pintarla con dos chuletas en los hombros para expresar mis ganas de comérmela. Ella es mi nobleza, mi cesta de pan. Nada se asemeja más a un ángel que un cisne, y más a una Madona que una Leda. También utilizo mis acentos prosódicos: Thabeat, Beat, Homemadein, Joules Planck, Humanoid74, MCM (Metro Golden Maker). El graffiti es la única distribución a mano, por eso sigo pintando en la calle, a pesar de los avatares. Te trae el desayuno a estas horas de la noche. Es él quien te dice: vayamos a alguna parte donde podamos divertirnos los dos sin tener que soportar a todos esos mirones. Todos tenemos una segunda oportunidad. El despertar de los tímidos, ¿me explico? Tarde o temprano encontraría mi sitio para pintar la rareza de mi estilo. Por esta razón no sólo tenemos derecho sino también la obligación de conservar las virtudes de nuestra propia individualidad. Si quieren escolarizar este movimiento, conmigo que no cuenten. Cualquier copistería de barrio ya dispone de este servicio. No he naufragado para trabajar en vano. Somos los dueños de nuestra vida, nuestra mente y nuestra emoción. Y aquí se acaba el cuento.