ANTON ROOSKENS


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Influído por la obra de Van Gogh y la del expresionista flamenco Permeke, y sin haber recibido una educación artística, Anton Rooskens (Griendsveen, 1906 - Amsterdam, 1976), durante los años treinta pintó sobre todo paisajes. Después de la guerra, buscó renovar su estilo pictórico: las esculturas africanas y las imágenes primitivas de Nueva Guinea, que descubrió en la exposición Arte en Libertad, celebrada en 1945 en la Rijksmuseum, le condujeron a una expresión más libre, desvinculada del tema. En 1948 se unió al movimiento CoBrA, que abandonó, junto con otros de sus miembros, en 1949.

El contacto con los restantes miembros de CoBrA le influyó mucho. Roodskens desarrolló su propio lenguaje visual de símbolos mágicos con colores fuertes: negro, ocre, azul y rojo. Tras un viaje al centro de África en 1954, trabajó durante un breve período con un estilo más geométrico. A partir de 1956, pintó símbolos abstractos en un estilo cada vez más dinámico. Al igual que en sus primeras obras, destacan las zonas en negro pintadas con grandes trazos. A mediados de los años sesenta, resurgieron las criaturas fantásticas de la época de CoBrA, adquiriendo las pinturas una tonalidad más clara y alegre. Roodskens viajó mucho por África, Estados Unidos, Extremo Oriente y Groelandia y, desde finales de los años cincuenta, su obra ha estado presente en exposiciones nacionales e internacionales.