LUIS GARCIA MOZOS

scanner, colección y recortes de prensa rescatados por Los Valientes Duermen Solos

"Salvador Dalí conversa con Luis Garcia. En varias ocasiones, el joven dibujante y pintor, Luis Garcia ha sido huésped del viejo maestro Dalí, en su casa de Port Lligat." Carlo Frabetti, 1977.

entrevista por Ana Salgado, publicado en Rambla, 1982

entrevista Manuel E. Darias, 1977

Luis Garcia Mozos es, actualmente, un interesante pintor en activo. Las razones de su trabajo podrían venir de tres áreas distintas. Pintura, dibujo, ilustración e editor. En primer lugar citaría su impacto internacional a través de Salvador Dalí, o de las revistas norteamericanas de James Warren (con el premio recibido por sus colaboraciones durante 1972), de la francesa Pilote y de la italiana Linus, entre otras. Una segunda área enmarca la escalada del autor, referente indiscutible de la narración gráfica, a todos los niveles históricos, artísticos e internacionales. Una tercera, editor de la publicación de culto Rambla, junto a la ambiciosa barcelonesa Troya.

Crónica de Luis Garcia por Javier Coma, 1977



"Un apellido de vecino de casa, Garcia. Un nombre de amiguete de turno, Luis. Una casa en el casco antiguo de Barcelona con el sonido metálico de los espacios vacíos. Cuando me recibe, me asombra: son pocos sus años, al lado de los veinte de dibujante profesional. No tiene ganas de entrevistas, pero tampoco sabe cómo mandarme a la calle, y quizás porque allí dentro Leonard Cohen está cantando eso de "ella con su impermeable amarillo y un largo...", me deja entrar. No llevo un impermeable amarillo; pero hace tiempo sé que hemos humillado al mar, y eso, al viejo rockero nunca muerto que es Luis Garcia, le gusta." Laura Cepeda, 1980.




Luis Garcia al habla (en la entrevista por Laura Cepeda): "Conciencia se tiene siempre de una forma u otra. Sabes que te putean, pero lo aguantas: no tienes otra alternativa. La circunstancia económica y la ausencia de escuelas de historietistas no permitían que fuese de otra forma. Había que aguantar hasta que llegase tu "chance". Tiene que quedar claro que te estoy hablando de los años 60; ahora las circunstancias han cambiado y muchos hijos de papá descarriados han acudido al mundo del comic, hecho que antes no se producía, porque era demasiado duro. En cuanto a lo de la "conciencia" ha habido distintas etapas: primero, la "artística" -mentira-; luego, la profesional; después la política, dejar de trabajar para los dueños del momento, trabajando para los posibles futuros dueños."


"La alternativa no es muy halagüeña. Creo que se ha de ser independiente, aunque las necesidades de protección y de apoyo o el oportunismo lleven a la militancia, lo cual, a veces, cuesta muy caro; por aquello de "no es el momento adecuado para decirlo, desprestigiaría al partido", entre otras servidumbres. Está claro que, a través de la historia, las clases dirigentes han manipulado al "artista", en vida o muerto, depende del momento histórico y de quién tenga el poder. En la España de Franco -de manera esquemática- el "artista" era un ser mítico inspirado por Dios, la patria y el pan con aceite y azúcar y alejado de toda realidad social, con lo cual conseguían utilizarlo como eco de su propia ideología. Superficialmente, aunque confundíamos superficie y fondo, queríamos ser ese personaje distinto que nos había deslumbrado, el "artista". Descubriendo posteriormente todo el montaje social, descarado y grosero, toda la farsa del "arte", como parte de esa total mentira con la que nos robaron el mundo natural de nuestra infancia. El "artista" se hace con muchas horas de trabajo, no por la inspiración de tal o cual régimen." Luis Garcia, 1980



Luis Garcia es un hombre con una trayectoria profesional de más de cincuenta años a sus espaldas cuya calidad le exige una responsabilidad brutal en cada trabajo, especialista en el golpe de timón artístico en favor o en contra de la corriente imperante. Es esa ambigüedad, esa riqueza de estilos la que le convierte, todavía hoy mismo, en punto de referencia obligado en el mundo de la pintura y la ilustración. Un hombre cuyas inquietudes artísticas demuestran a diario la pluralidad de sus estilos. Un autor que muy bien podía ser calificado de renacentista, pues simultanea el cómic con la ilustración, la pintura con el guión, la docencia activa del taller con la solitaria y reflexiva del articulista de divulgación artística. Un profesional que cuida hasta el último detalle. Luis, deja en todos estos campos una estela de trabajo y armonía, de imaginación sofisticada y sobre todo de genio y talento artístico.


Luis Garcia aparece en la wikipedia: en la etimología del Hiperrealismo, incluso delante del ilustrador Alex Ross. Me parece correcto y justo. Lástima que no se sepa de toda obra ilustrativa, pasando por la pictórica, mucho más profunda, camaleónica y ocultista, que todo lo que aparece escrito en la red. Ahora está de moda elevar a las moradas celestiales cualquier autor capaz de acorazar sus insuficientes mediante la exhibición de multitud de pretensiones una estética marginal y drogadicta que ni fuma ni bebe, ni trasnocha en su propia confesión. Podría recrearme técnicamente sobre la valía sobrada de este fabuloso Luis Garcia: véase el artículo completo de David Roach a nuestro querido Luis.


En esto de la pintura, Luis Garcia es un poeta que ha elevado la pintura más allá de toda ley. Esto sucede desde hace unas cuantas semanas, las suficientes como para a escupir de abajo arriba, derrumbando así la teoría de la gravedad. Luis es un salvaje. ¡como se las ingenia! Aquí habría que volver a evocar a André Bretón cuando escribía que lo más maravilloso de lo fantástico es que lo fantástico no existe, pues todo es real.


Y si te tengo que hacer la confesión completa hay que decir que Luis Garcia es un gran amigo, mi cómplice espiritual, mi confidente, mi profesor en el dibujo y la pintura, en la forma de entender el arte, en su totalidad. Desde que tenía 8 años, ha sido un gran educador en mi día a día. Es un placer sentarse al extremo de la clase, en mi asiento y mirando con fijeza todos los objetos que me rodean, como si hubiese querido llevarme en la mirada, todo el edificio de su escuela.


Tenía 8 años y necesitaba copiar sus dibujos: los torpes siempre tardamos más en todo. A mís 8 años, me ocurría lo mismo que a muchos críticos musicales españoles, que escribían sobre Bob Dylan sin saber inglés. Acusemos a la reinterpretación del mejor ejercicio para cualquier autodidacta. Junto a Luis Garcia, compartimos esos mismos gustos: Velázquez, Miguel Angel, Rubens, Ticiano, Correggio, Paolo Veronese, Dalí, Gerhard Richter, Antonio Lopez, Eduardo Naranjo y Alberto Breccia. Evidentemente el contacto es gracias a mi padre, Pedro Valera, quien de bien pequeño ya me indicaba: aprende de Luis. Pedro pertenece a la misma quinta que Luis: aquellos quienes saben jugarse un chato. Dos hippies enamorados de la pintura, y de la literatura de postguerra, Beat Generation. Fue algo mágico y maravilloso el reencuentro. Quemamos aquel día completo, desde el desayuno hasta el anochecer, entre cervezas y divagaciones artísticas.


Ideas así hacen de un supremo pintor un gran autor (lo que de verdad hace transcendente a un autor). En el arte, Luis es el caminante, abriendo nuevos rumbos de lenguaje. Hacer lo que no dictan las normas de mercado significa estorbar. Estamos desbordados, subscritos a su obra. Sintetizar su contribución nos viene imposible. Mas allá del barullo de los tubos de pintura se encuentra: Luis Garcia.




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