DIGGER


scanner y colección Thabeat

ilustración y texto por Thabeat
ilustración a rotring para Enlace Funk, 22 x 40 cm
publicado en Enlace Funk Magazine nº32

(título del documento)
LOS RELATOS, SERES Y ESPACIOS

DIGGER
Balada para un delirio

Los planchados del jazz, o cualquier otro género derivado, y los ojos de sus perseguidores. Un nombre que además no es un nombre, porque forma parte de todo un juego. Millones de despertadores intentan salvarlos de la extraña situación en la que se ven envueltos. Encontramos los registros desolados de nuestros músicos en los vertederos de una ciudad. Todos ellos apilados, escombros de un esqueleto viejo, de un pasado remoto, que nunca ha conseguido publicar su historia en la primera página. El precio figura en el pie. No serás recordado. Nota triste de letra apretada. El punto de venta cuadra con el entorno perfectamente. El vendedor es un cuervo que mira hombres volar. Un profesional anciano, ya sin reflejos, que ni siquiera sabía a quien le había pagado para matarlos. Traficantes de partituras y otras chucherías, en el barrio viejo. Aquí las palabras “para siempre” toman su forma más real. Cualquier cosa y en cualquier estilo. Está allí donde uno lo quiera ver, con todos los sentidos activados, como aire que se respira en un matadero.

EL VIEJO RELOJ DE PARED

Hace tiempo ya que se convirtieron en adultos. Tienen casi cuarenta años de edad. Han pasado de mano en mano, entre mundos sofisticados de estudios y casas con amplios ventanales o con estructura de cúpula barroca, entre potingues, cómics, literatura, colores y objetos absurdos. Han llenado de obra cuatro pisos distintos. Y cinco, aquel último, en el que vivía un fotógrafo Belga en las afueras de la ciudad. Esferas de cera negra, amadas con hetera dulzura, violadas con extrema dureza. Tienen fuerzas sobradas para resistir al muchacho de los ojos verdes que sólo les daba utilidad decorativa a la hora de copular, o al pintor borracho, nicotínico, que aplastaba su vaso, su culo y ceniza encima de su cara.

Ahora se les encuentra huérfanos en el barro del suburbio, como gatos destrozándose con estrepitosa ira en un cubo de basura. Caprichos de primera, convertidos en propinas para tipos con áurea de charlatán. El panorama es desolador. Después de veinte años encerrados, las esferas adquieren la imagen de ropas muertas, enmohecidas. Han vivido involucionando al más completo fracaso, donde ni siquiera se admiten visitas para la escucha. Las riquezas siguen ocultas, las portadas demasiado atractivas. El cebo es demasiado apetitoso. Con la idea de que llegará el día que se reconocerán todo su talento, hemos cumplido con la primera etapa, la compra, y en la que el tendedero, fiel en su puesto, no confiaba demasiado.

SIETE VIDAS

Vuelve a mi memoria el sentido de las horas de recreo mudo. Es mas doloroso resucitar que morir, sobretodo para aquellos que disponen de siete vidas. Creo que es más positivo pensar en que dedicar el tiempo de la vida que me resta. Ninguno de nosotros ha emergido aún del misterio que supone la curiosidad y distorsión del momento antes de la escucha. Pensamos en toda esta nueva adquisición, capaz de reproducir imágenes extraordinarias. Tocan como Dios pero por suerte no todos están en el cielo. Y quienes no tienen una punta de hierro en su ataúd, los imaginamos viviendo enterrados dentro de sus registros. Con la idea bajo el brazo que es tan puro como Mulatu Astatke, Odean Pope, Byard Lancaster, por decir algunos. Aquellos músicos que se niegan a mezclarse con una multitud de manos mutiladas en la riña entre aliados, medallas y héroes importados.

Especulamos en un posible edén, una montaña sagrada como la de Jodorowsky, sentados en la cima de la colina desde donde, apaciblemente van contándose el uno al otro las aventuras que acontecen frente a ellos. Creo que a lo largo de este camino una sensación invadió mi cuerpo precipitando mi mente a un abismo que revelaban cien nervios. Jamás me he sentido tan pequeño como en el momento de subir las escaleras de mi edificio.

LUGARES, FONDOS, OBJETOS Y FIGURAS

Averiguar, esclarecer. Es poder tener aquellos diez años de edad. Pero que estúpida retórica, prefiero saber donde está el norte. Y en casa es de distinto aspecto. El comienzo no es muy grato a la vista, ni al olfato. Lo cierto es que es un asco. No me extraña que quien se tropiece con esto lo mate. Aquello llamaría mi atención. No sentía nada, como si no fuese responsable, sólo la tristeza. La poca cordura que me quedaba se esfumó. Hombres normales elegidos al azar. Necesita imperiosamente un lavado. El producto mejora notablemente. Después me dejé llevar, estirado, tranquilo, comenzando a dibujar sus ojos, orejas, pestañas, para ir perdiéndome en su propio dibujo agitado. Rotulé su nombre sin ningún trazo ingenuo. Una fuerza que no puedo explicar me empujó a pinchar otra vez el mismo punto rayado. Entonces decidí empezar de cero, salir a dar una vuelta sin moverme de casa. La aguja se deslizó en el principio del surco. Crucé calles sin nombre con cierta pesadumbre y volé en el tiempo, fui al futuro, al pasado.

Coloree el amuleto, la silueta de los golpes, bajos y los teclados. Vi como los vientos de los pitos, con grandes manos, cogían mi alma. Los golpes de mi corazón atravesaban cualquier droga alucinógena del más allá. Sentí mi venus. Sólo tendría que esperar y observar a mi alrededor para continuar plasmando lo que esa esfera de cera negra castigada, desgastada y polvorosa me iba dictando. Dejé que actuara a su gusto. Cualquier resistencia era inútil. No tuve tiempo de asustarme. Cada una de las pistas vino a mis manos, cargadas con sus dibujos, sin otra idea que la de charlar un rato sobre algo que a todos nosotros nos interesa. Esta relación sonido-figura-fondo es una relación de tipo espacial. El espacio existe para nosotros, desde el momento en que, ya sea mediante la percepción, somos capaces de organizar una especie de masa amorfa, en una disposición de objetos y lugares. Difícil es tener que explicar a gente que todo lo sabe, objetos con un nivel mal explotado, económicamente, capaz de satisfacer el mayor deseo. Eso es lo que supongo debieron pensar los millones de aficionados esparcidos en el mundo. Sabemos que la eternidad no existe pero perseveramos las reflexiones con una historia detrás. Puesto a morirse, mucho más bonito hacerlo lleno de años de colorines. Estas líneas están realizadas tal y como salieron aquel día, reales como la vida misma.