TIZIANO VECELLIO



Baco y Ariadna, de Tiziano Vecellio, 1520-1522. Óleo sobre lienzo (175 x 190cm). National Gallery, Londres



scanner y colección Los Valientes Duermen Solos 
 TIZIANO VECELLIO  (Pieve di Cadore, 1477 - Venecia, 1576)
VITALISMO FASCINADOR Y EXUBERANTE

"Los dotes de Tiziano para el retrato son absolutamente excepcionales y hacen de él uno de los más grandes retratistas de toda la historia del Arte. Observador agudísimo de la realidad, no se detiene sólo en la superficie, sino que acierta a penetrar la psicología de sus modelos y nos ha dejado imágenes inolvidables de la sociedad de su tiempo. Pero como buen cortesano, sabe también elegir la actitud, el ángulo y la pose más conveniente en cada caso para dejar, a la vez que el testimonio de lo individual, el del prestigio social o la autoridad del personaje representado, anticipándose así a ciertas concepciones del retrato Barroco. Tanto las nubes iluminadas con maestría del Políptico de Averdoldi como las que se ciernen sobre los personajes en el tempestuoso ocaso del Santo entierro revelan un aspecto que hacia 1530 fue adquiriendo un interés fundamental para Tiziano: el paisaje deja de ser mero escenario y pasa a reflejar una parte sustancial del contenido del cuadro. En sus cuadros de los años treinta, Tiziano evita los gestos ostentosos y exagerados. No obstante, las figuras aparecen unidas por movimientos enlazados entre sí con maestría hasta formar una unidad compositiva. Los motivos transitorios también juegan un papel esencial. Gracias al excelente dominio de Tiziano a la hora de pintar motivos en complejo movimiento, el espectador sólo es consciente del efecto logrado mediante un análisis más detenido. La armonía original de los colores sólo se puede intuir debido al grave deterioro sufrido por una excesiva limpieza.  La reducida paleta de grises, negros y blancos realza los acentos cromáticos individuales como los ojos azules, los labios rojos, los lóbulos enrojecidos de las orejas y las cadenas. Así como la pose muy estudiada, la tensión expresiva y la suntuosidad cromática de los retratos de personajes realizados por TizianoTiziano había aprendido la lección de Giovanni Bellini. A través de las poses, los colores y los efectos lumínicos, los retratos tizianescos causan al espectador la impresión de transmitir la posición social y la personalidad del personaje. Tiziano fue admirado en su propia época por la naturalidad de sus retratos. No obstante, al estudiar su obra con mayor detenimiento vemos que el maestro cadorino no profundiza en todas las facetas de la personalidad, sino que se limita a reflejar lo esencial y característico del retratado, expresándolo mediante colores, las formas y las texturas de los ropajes, y no sólo con una mera reproducción. En los años treinta Tiziano había alcanzado la cumbre de su carrera artística. Trabajaba para Venecia como para las cortes más poderosas de la Italia septentrional y también para el emperador. La musculatura y la vigorosa construcción rústica de fondo muestran el análisis de Tiziano del universo formal mantuanoParece ser que a Miguel Ángel elogiaba los colores de Tiziano, aunque censuró acremente la falta de dibujo que el cuadro denunciaba, y lamentaba que los venecianos no supieran dibujar. Evidentemente el gran escultor, cuyo máximo empeño era cincelar los cuerpos y dar a la carne la grandiosa impasibilidad del mármol, no podía comprender una estética cual la de Tiziano, hecha precisamente de lo contrario: de la fijación de lo efímero, del temblor de la luz sobre el cuerpo ondulante, de la imprecisión de un contorno que, por su propio palpitar en el aire, no llega nunca a cuajar en perfil. De las obras del gran maestro veneciano, hubo de tomar Velázquez lo más libre y jugoso de su pincelada aérea. Para el genio Miguel Ángel, dicha carencia constreñía todo el talento, y el método de aprendizaje era incorrecto porque no se dibujaba atendiendo a los clásicos y a las obras contemporáneas relevantes. No era posible aprender a pintar sólo a partir de la naturaleza. Tal observación refleja el debate en torno a la teoría del arte hacia mediados del siglo XVI. Vasari y Miguel Ángel son los defensores de la visión toscano-romana, que confiere más valor a la capacidad creadora del artista y a sus conocimientos que a la pura imitación de la naturaleza. Por el contrario, debido en gran parte a la influencia de la obra tizianesca, los teóricos venecianos, entre ellos Ludovico Dolce, concedían un rango equivalente al color y a la capacidad de imitar la naturaleza. No obstante, también para Dolce el artista perfecto, un genio divino, era el pintor que lograse aunar el dibujo de Miguel Ángel y el color de Tiziano. La paleta de Tiziano se iluminó notablemente. Aunque, a principios de los años cincuenta, en Venecia, Tiziano tuvo que hacer frente a dos jóvenes artistas que habían iniciado su vertiginosa carrera en las postrimerías de los años cuarenta: Jacopo Tintoretto (1519 - 1594) y Paolo Veronés (1528 - 1588). "


CARLOS V
MIRAR A TIZIANO ANTES DE SU MUERTE

"En 1530, el emperador Carlos V se fue a Bolonia para ser coronado.Para hacerle la rosca, Federico de Gonzaga, duque de Mantua, puso a su disposición al mejor artista: Tiziano Vecellio. El encargo no fue satisfactorio para el pintor, ya que el tacaño emperador sólo le pagó un ducado por un retrato y fue Federico quien se hizo cargo de los 130 ducados más que cobró el veneciano, ya un pintor cotizado. El segundo intento fue en 1533, volvió Carlos V a Italia y encargó su retrato con un perro. Jacob Seisseneger había realizado el mismo años antes, pero Carlos V no se veía muy favorecido. Tiziano, copiando pero mejorando el original, le puso más estilizado y acercó su figura, dejando mayor amplitud a su alrededor sólo retocando detalles. A Carlos V le encantó, pagó 500 ducados y le nombró su retratista en exclusiva, además de caballero. No era común en Italia que los reyes se retrataran de cuerpo entero y este cuadro lo puso de moda. El siguiente se lo encargó la hermana del emperador , María de Hungría, y también inauguró una moda que pervivió: el emperador a caballo, triunfante en la batalla de Mühlberg. Carlos V se propone simbólicamente como un general romano, pero al mismo tiempo el retrato resulta muy realista, ya que porta la armadura que realmente llevó en la batalla y que aún se conserva. Además de ser el primer rey que usó la propaganda a través de sus retratos, también fue el el primero que consideró importante a su artista: en una ocasión se inclinó a recoger un pincel que Tiziano había dejado caer al suelo. El poderoso de entonces lo era más por tener a los mejores en su corte, y eso bien vale agacharse un poco. Carlos V encargo "La Gloria" a Tiziano y pidió verlo en Yuste antes de morir."  
                                       ▪ AMELIA DIE. Genios a sueldo. Madrid: Muy Historia (2011)


"El pintor fue atenuando progresivamente la precisión de los contornos de las figuras y la definición de su ubicación en el espacio. Esta búsqueda constante de nuevas composiciones y creaciones distingue a Tiziano de casi todos los demás pintores, y no sólo de sus coetáneos. Última cima de la técnica del maestro es su último impresionante autorretrato, pintado en 1566 a los 89 años, anticipando, por su audicísmo manejo del pincel, a golpes desunidos, sin contornos ni límites precisos, todas las audacias, no ya velazqueñas sino, incluso, del impresionismo decimonónico Hacia finales de los años cincuenta, el color se antepuso a todas las demás cuestiones artísticas y pasó a ser el principal objeto de estudio de la pintura de TizianoSorprende en él, casi tanto como la audacia técnica y las magia de interpretación de lo luminoso, lo que tiene de hondura psicológica, al presentarse, en su extremada vejez, con el gesto agudo, tenso y vivaz, con el pincel en la mano. Esa vitalidad y esa tensión hacia el trabajo que mantuvo a Tiziano activo hasta el momento de su muerte, próximo a cumplir el siglo. Su soberbia calidad pictórica hubo de interesar a los artistas del Barroco. Es significativo que el cuadro -su último autorretrato- proceda de la colección de Rubens. En la venta de sus bienes, a su muerte, fue comprado para Felipe IV. "

Castigo de Marsias, de Tiziano Vecellio 1575-1576. Óleo sobre lienzo (212 x 207cm). Museo Estatal, Kromeriz.

Ofrenda a Venus, de Tiziano Vecellio 1518. Óleo sobre lienzo (172 x 175cm). Museo Nacional del Prado, Madrid.

Retrato de Federico Gonzaga, de Tiziano Vecellio, 1529. Óleo sobre lienzo (125 x 94cm). Museo del Prado, Madrid.

Salomé, de Tiziano, hacia 1515. Óleo sobre lienzo (90 x 72cm). Galería Doria  Pamphilj, Roma.
 Santa María Magdalena, de Tiziano, 1530-1535. Óleo sobre tabla  (84 x 69cm). Palazzo Pitti.


La adoración de la Santísima Trinidad (La Gloria), de Tiziano hacia 1552-1554. Óleo sobre lienzo (346 x 240cm). Museo Nacional del Prado, Madrid.


Asunción, de Tiziano 1516-1518. Óleo sobre madera (690 x 360cm). Santa Maria Gloriosa dei Frari, Venecia.


Flora, de Tiziano, hacia 1515-1520. Óleo sobre lienzo (79 x 63cm). Galería de los Uffizi, Florencia.


El joven inglés (el hombre de los ojos glaucos), de Tiziano, hacia 1540-1545. Óleo sobre lienzo (111 x 93cm). Galería Palatina, Palacio Pitti, Florencia. 

Retrato de Carlos V a cavallo en Mühlberg, de Tiziano, 1548. Óleo sobre tela (332 x 279cm). Museo del Prado, Madrid. 




Retrato de Carlos V, de Tiziano, 1532-1533. Óleo sobre tela (192 x 111cm). Museo del Prado, Madrid.
                  
Retrato de Felipe II, de Tiziano, 1551. Óleo sobre tela (193 x 111cm). Museo del Prado, Madrid.  


Autorretrato, de Tiziano, 1573-1576. Óleo sobre lienzo (86 x 65cm). Museo del Prado, Madrid. 


Santo entierro, de Tiziano, hacia 1523-1526. Óleo sobre lienzo (148 x 205cm). Museo del Louvre, París.

Bacanal (La bacanal de los andrios), de Tiziano, 1523-1525. Óleo sobre lienzo (175 x 193cm). Museo Nacional del Prado, Madrid.
Virgen de las cerezas, de Tiziano, hacia 1515. Óleo sobre tabla, trasladado a lienzo (81 x 99,5cm). Kunsthistorisches Museum, Viena.

Venus dormida, de Tiziano, hacia 1508-1515. Óleo (?) sobre lienzo (108,5 x 175cm). Gemäldegalerie  Alte Meiser, Staatliche Kunstammmlungen, Dresde.

Amor sagrado y amor profano, de Tiziano, 1514. Óleo sobre lienzo (118 x 279cm). Galería Borghese, Roma.

Políptico de Averoldi, de Tiziano, 1520-1522. Óleo sobre tabla (278 x 122cm). Iglesia de Santi Nazaro e Celso, Brescia. 

Caín y Abel, de Tiziano, 1542-1544. Óleo sobre lienzo (292 x 280cm). Santo Spirito in Isola, Santa Maria della Salute, Venecia. 

Presentación de María en el templo, de Tiziano, 1534-1538. Óleo sobre lienzo (335 x 775cm). Galleria dell' Accademia, Venecia.