A mediados del siglo XV a.C., las vasijas de Corinto representaban felinos, esfinges, sirenas y máscaras de Gorgonas (Museo Británico, Londres)
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EL PERÍODO ORIENTALIZANTE (Siglo VII a.C.)
FIEL A LA TRADICIÓN DE LA MONUMENTALIDAD
"El siglo VII a.C. se conoce también como fase o período orientalizante. Roto ya el equilibrio geométrico de las formas, se descubrió la posibilidad de crear la imagen naturalista, el impulso para tan extraordinario cambio vino, precisamente del mundo oriental, con su crisol de culturas. En lo referente a la esfera artística, el período arcaico se caracteriza por un nivel de calidad alto y uniforme, aun dentro de la amplia diferenciación de realidades locales. De una dimensión estrictamente artesanal se pasó a otra verdaderamente artística, y buena prueba de ello es la aparición de un gran número de firmas orgullosamente incorporadas a la obra producida. En el período orientalizante se asistió al nacimiento de la estatuaria moderna o dedálica. En efecto, la tradición atribuye a Dédalo la invención de las estatuas vivas (libres de la primitiva rigidez, bien situadas en el espacio), que se caracterizaban por una estructura corporal articulada, construida racionalmente, casi arquitectónica. La obra aspiraba a alcanzar la belleza ideal, tanto humana como divina, desnuda (en la figura de joven desnudo de kouros) o vestida (en la figura femenina dela ore). la imagen se construía por los planos paralelos y la necesidad de colocar sobre el plano frontal elementos curvos, como la boca y los ojos, trajo consigo una solución: elevar los ángulos externos tanto de la primera como de los segundos. El resultado fue una aparente sonrisa que en las primeras interpretaciones modernas de ese arte percibió el nombre de "sonrisa arcaica". En la visión artística de Jonia y del mundo griego oriental se verificaba una especie de recomposición de los planos en un volumen redondeado (casi una columna); en la visión dórica, en cambio, la estatua mantenía una estructura más cuadrada. En los dos centros-guía de Atenas y Corinto continuó la producción cerámica de vasijas de altísimo nivel. En Atenas , fiel a la tradición de monumentalidad, aparecieron grandes personalidades, como el pintor de Analatos o el pintor de Polifemo, que utilizaban la línea de contorno, los colores añadidos y la incisión para construir imágenes graciosas y exponer de forma narrativa episodios mitológicos. Los repertorios de los talleres locales se enriquecieron con motivos figurativos y ornamentales. la producción corintia, anclada en el decorativismo orientalizante (secuencias de animales reales y monstruosos, motivos florales, desfiles de hombres armados, bailarinas, músicos), se tomó menos refinada y, hacia los años finales del siglo VII a.C. quedaba claramente superada."
STEFANO MAGGI, Grecia: Los tesoros de las antiguas civilizaciones. National Geographic (2007)
Cabeza de mujer de terracota, parte de una esfinge situada en un acroterio de Tebas, Siglo VI (Museo del Louvre).
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