HILDEGARDA DE BINGEN, La Creación con el Universo y el Hombre cósmico

HILDEGARDA DE BINGEN, La Creación con el Universo y el Hombre cósmico, en Revelationes, 1230. Lucca, Biblioteca Estatal 


HILDEGARDA DE BINGER
La Creación con el Universo y el Hombre cósmico,
en Revelationes, 1230. Lucca, Biblioteca Estatal. 

Archivo fotográfico · Lac Dye / Los Valientes Duermen Solos

"El Liber simplicis medicinae comprende nueve libros: 1. Las Plantas; 2. Los Elementos; 3. Los Árboles; 4. Las Piedras; 5. Los Peces; 6. Los Pájaros; 7. Los Animales; 8. Los Reptiles; 9. Los Metales. La mayoría de estos libros van precedidos de un prólogo independiente al que siguen cierto número de capítulos que varia entre 8, como en los Metales y los 230 de las Plantas. Cada capítulo se refiere a un sólo elemento (planta, animal o cosa), y dentro de él el orden es siempre el mismo. El elemento se define por su naturaleza según los dos vectores frío-caliente y seco-húmedo. A continuación se explica su utilidad, virtudes y peligros, y concluye con su forma de empleo y de prepararlo. La Physica no es un libro medico, pues no relaciona enfermedades ni sistematiza remedios, sino una exposición de las propiedades y la utilidad de las criaturas más corrientes. Según Hildegarda sirven para curar casi todas las cosas más corrientes de la Naturaleza: plantas, partes de animales, humos, olores, piedras, incluso la música (compuso más de 70 piezas musicales que recomendaba también para curar el espíritu). Existen analogías – pero no identidades que permitan pensar que haya existido copia- entre el uso que Hildegarda asigna a muchas plantas con el de las medicinas tradicionales de la India (el Ayurveda) y China. Hildegarda insistía en una dieta correcta y hábitos de vida sanos, alejados de extremismos. Hildegarda es perfectamente coherente con la doctrina católica al afirmar que la felicidad y armonía originales del género humano quedaron destruidas por el pecado original, que transformó, oscureció y cambió las cualidades del cuerpo y el alma humanos. Las enfermedades surgieron de la subsiguiente degradación de la Naturaleza. El origen de los males está en el demonio y en la separación de Dios, fuente de todo bien. Para Hildegarda, la curación depende de la vuelta a la salud integral, a la unión con Dios, pues solo de Él sale la la vida completa, la salvación y la salud. La medicina actual se ocupa de los efectos corporales de la enfermedad, a partir de los cuales procura restaurar la salud. Sin embargo se ha demostrado que el factor espiritual, psicológico, juega un papel relevante en todas las enfermedades. Incluso áreas aparentemente lejos del espíritu, como la vulnerabilidad a los virus, está determinada muchas veces por la debilidad anímica, el estrés, la depresión, la falta de anclajes sólidos a los que agarrarse. El creyente no está libre de enfermedades, pero tendrá menos tendencia a padecer algunas y su recuperación será probablemente más rápida. El dolor es menos traumático para alguien que goza de buena salud espiritual que para el que sufre sin ella. El creyente, al preguntarse ¿Qué quiere decirme Dios con esta enfermedad?, reflexiona sobre su vida y afronta con menos angustia la enfermedad porque sabe que Dios la quiere o la permite y que todo sucede para nuestro bien. Dice Hildegarda que a veces Dios no quiere la curación de un enfermo, porque la curación de su cuerpo podría perjudicar la salvación de su alma."